Doy riendas sueltas a mi imaginación, saco el pincel, coloco
el lienzo y montón de pinceladas empiezan a suceder una tras otra, al principio
puedo controlar el pincel, plasmar lo que mi imaginación me va mandando
mediante pequeño impulsos que provocan una sonrisa placentera, pero como si
alguien sin permiso se metiese en mi imaginación y tomase el control del pincel,
dibujando mediante pinceladas cuyo resultado no me agrada, de repente el cuadro
que poseía mucho colorido, que transmitía alegría y felicidad, empieza a
convertirse en una mancha negra, la
sonrisa se cambió por una cara que se caracterizaba por sus ojos cerrados para
no ver el resultado, ya que transmite tristeza, miedo y una serie de aspectos
negativos.
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