Se aprecia una sala, llena de gente, todo muy desordenado,
cada uno va por su cuenta, se mueven de manera inquieta, se chocan entre ellos y con las paredes. Por la
puerta principal de sala sale un hombre, de prominente barba blanca, su bata de
igual color, gafas redondas y bien limpias que permite ver sus ojos azules;
colgando lleva un silbato. Tras ver este desorden, coge el silbato y lo usa
dando un gran pitido intentando ganar la atención de todos los integrantes de
la sala, pero pese a la intensidad del silbido producido por el silbato, estos
integrantes siguen "a su bola", incluso con más velocidad, ahora
arman barullo y el hombre de barba blanca está preocupado, porque no consigue
establecer el orden. Recurre de nuevo a su silbato, con un pitido más largo y
de mayor intensidad, intensidad con la cual llega a cerrar los ojos, aprovecha
ese momento de oscuridad para pensar que cuando abra los ojos van a estar todos
los integrantes de la sala puesto en fila sin ningún murmullo ... ¿Qué ocurrió?
, al abrir los ojos HABÍA MÁS GENTE!! ,
con el mismo movimiento, con más barullo. El hombre de la barba, se empieza a
desquiciar, ve como la gente no para de moverse, se chocan más entre ellos, por
algunas zonas a veces se acumulan y no pueden moverse:
- ¿Qué hago? ¿Qué hago? - Se preguntaba el hombre del a bata
blanca
Su cara cada vez estaba más desencajada, no veía cual es la
solución, y sentía una gran importancia por no poner solución a esta situación,
por lo que volvió a entrar en su despacho, donde estaba su compañero, y
procedió a preguntarle que qué hacer??? , el compañero le respondió:
- Sabes por qué ocurre esto?
- Ni idea - contestó el hombre de la bata blanca
- Es por todo lo que ocurre ahí fuera, de nada sirve que
quieras infundir orden, hasta que lo de fuera no de normalice ellos no pasarán
a formar en fila.